sábado, 12 de enero de 2008

El aborto no es un derecho, por Juan Sánchez

Fuente: La Razón (extracto)
12 de enero de 2008

(...) uno de los mayores logros de la izquierda ha sido el de transformar nuestra percepción de la realidad a través de la manipulación del lenguaje.
Este mismo lenguaje justifica la ocultación de una cruda realidad y la eliminación de miles de vidas humanas. Llamarle al aborto «interrupción voluntaria del embarazo» es una mostruosidad sólo comparable con oírle a Josu Ternera decir que los guardias civiles mueren por «intoxicación aguda de plomo».
Creo, sinceramente, que en toda la historia de la humanidad no ha habido nada más macabro que llamarle «derecho» a acabar con la vida de un ser humano, indefenso, e inocente. Abortar es acabar con la vida de un ser humano. Eso está clarísimo. Y acabar con la vida de un ser humano nunca puede ser un derecho. Lo diga quien lo diga, por muy progresista que sea.
España es el país más permisivo de Europa en materia abortiva. Aquí es legal asesinar a un crío de nueve meses con un simple certificado del centro abortista alegando «depresión». Pues aun así, nuestra legislación no contempla que ese aborto sea «un derecho», sino un «delito despenalizado».

Seguir leyendo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No comprendo que le parezca una barbaridad el uso de esa expresión, puesto que un aborto voluntario es, de hecho, una interrupción del embarazo. Y es voluntaria.
Quizá no le guste la expresión, pero es correcta, aunque le falten datos como que, a consecuencia de esa interrupción del embarazo, se muera el feto.
Feto, no bebé, ni esas palabras que se usan para llamar la atención.

La Vida Importa dijo...

En español, "interrumpir" significa "detener, impedir la continuidad, cortar el paso", pero no es sinónimo de "acabar, destruir".
Cuando se realiza un aborto, no se "interrrumpe", sino que se destruye un embarazo. No hay posibilidad de "retomar" ese embarazo.
Si a usted no le gusta la expresión aborto provocado, use la de "destrucción del embarazo".

Un aborto provocado consiste, básicamente, en matar al feto. Es el procedimiento seguido en todos los casos. Se lo despieza dentro del útero, o se lo envenena.

Respecto a feto o bebé, en ambos casos hablamos de seres humanos, cuyo derecho a la vida está reconocido por la doctrina del Tribunal Constitucional.